martes, 19 de febrero de 2013

El legendario Modelo T de la Ford


El Ford T apareció en el mercado el 1 de octubre de 1908 presentando una gran cantidad de innovaciones



Tenía el volante a la izquierda, siendo esto algo que la gran mayoría de las otras compañías pronto copiaron. Todo el motor y la transmisión iban cerrados, los cuatro cilindros estaban encajados en un bloque sólido y la suspensión funcionaba mediante dos muelles semi-elípticos.

El automóvil era muy sencillo de conducir y lo más importante, "muy barato y fácil de reparar". Era tan barato que costaba de 825 dólares en 1908. Para 1920 la gran mayoría de conductores habían aprendido a conducir en el Ford T.

El proyecto consistía en fabricar automóviles sencillos y baratos destinados al consumo masivo de la familia media estadounidense. Hasta entonces, el automóvil había sido un objeto de fabricación artesanal y de costo prohibitivo, destinado a un público muy limitado.

Ford puso el automóvil al alcance de las clases medias, introduciéndolo en la era del consumo masivo.

Ford también se preocupó de instaurar una publicidad masiva en Detroit, asegurándose de que en cada periódico apareciesen historias y anuncios sobre su nuevo producto. Su sistema de concesionarios locales permitió que el automóvil estuviese disponible en cada ciudad de EE.UU.

Por su parte, los concesionarios fueron enriqueciéndose y ayudaron a publicitar la idea misma del automovilismo, comenzando a desarrollarse los clubes automovilísticos para ayudar a los conductores y para salir más allá de la ciudad.

Las ventas se dispararon. Durante varios años se iban batiendo los propios récords del año anterior.

Las ventas sobrepasaron los 250.000 vehículos en 1914. Por su parte, siempre a la caza de la reducción de costos y mayor eficiencia, Ford introdujo en sus plantas en 1913 (año en el que se instaló en Argentina) las cintas de ensamblaje móviles, que permitían un incremento enorme de la producción.

Dicho método, inspirado en el modo de trabajo de Detroit, consistía en instalar una cadena de montaje a base de correas de transmisión y guías de deslizamiento que iban desplazando automáticamente el chasis del automóvil hasta los puestos en donde sucesivos grupos de operarios realizaban en él las tareas encomendadas, hasta que el coche estuviera completamente terminado.

El sistema de piezas intercambiables, ensayado desde mucho antes en fábricas estadounidenses de armas y relojes, abarataba la producción y las reparaciones por la vía de la estandarización del producto.

Si bien se le suele dar el mérito a Ford por esta idea, las fuentes contemporáneas indican que el concepto y su desarrollo partió de los empleados Clarence Avery, Peter E. Martin, Charles E. Sorensen y C. H. Wills.

Para 1916, el precio había caído a 360 dólares por el automóvil básico, llegando las ventas a la cifra de 472.000.

Para 1920 la mitad de los coches en EE.UU. eran el modelo T de Ford. Henry Ford escribió en su autobiografía: "cualquier cliente puede tener el coche del color que quiera siempre y cuando sea negro".

Hasta la invención de la cadena de ensamblaje, en la que el color que se utilizaba era el negro (tenía un tiempo de secado más corto), aunque hubo Ford T en otros colores, incluyendo el rojo.

El diseño fue fervientemente impulsado y defendido por Henry Ford, y su producción continuó hasta finales de 1927.

La producción total final fue de 15.007.034 unidades, récord que se mantuvo durante los siguientes 45 años.

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